Poco más o menos. | índice |
Desde que escribo este resumen de la semana algo ha hecho clic en mi cabeza y ahora tengo la sensación de que empieza los domingos. Es una tontería, pero no deja de ser curioso cómo funciona esto de los horarios y calendarios internos.
Así que la semana empezó con un grupo selecto de compeñeres con hambre, viajando hasta Catral para visitar a otro compañero que recientemente ha pasado a serlo en grado de ex-. Lágrimas, risas y abrazos. Y arroz caldoso.
Vuelta al trabajo sin incidentes aparentes -nunca se sabe-, y con ganas de ver qué novedades vienen y cómo terminan de implantarse en Europa.
El fantasma del embargo vuelve a asomar la cabeza, y esta vez sin medias tintas, a saco y cuenta. Conseguir de forma digital acceder a datos judiciales es poco menos que un imposible que requiere, como mínimo, de varios sacrificios animales y humanos en un altar de piedra. Como lo de matar lo llevo regular he tomado aire y orfidal, y lo he dejado estar, aún sabiendo que me tengo que poner con esa merde antes de que empiece el otoño.
He empezado despacio pero con buena letra el estudio de programación en swift. Lejos de pretensiones profesionales, lo que más ansío es escribir un par de apps que vengo echando en falta y que no consigo encontrar tal y como me gustaría. Igual es apuntar muy alto.
Aunque podría hablar de más cosas, música, Tabi, familia, aficiones, lo dejo aquí, con una mala foto de un libro de segunda mano que me trajo L, y que a falta de comprobar en la biblioteca creo que no lo tengo. Bien. Os quiero. Un abrazo.