Escribir sin IA - #Memoria

Desde el 25 de junio al 29 de octubre he estado publicando un texto cada día en mi perfil de mastodon. También he subido los textos más o menos una vez a la semana en la web. Lo hacía porque cualquiera al que le gusta escribir -sea bien o mal- sabe -o eso creo, tampoco quiero generalizar- que la mejor manera de aprender y hacerlo en la medida de lo posible cada vez mejor es, por una parte leyendo mucho, por supuesto, y por otra escribiendo. Hacer estos textos públicos y serializados me parecía una buena manera de obligarme a conseguir sacar cada día un rato para hacerlo.

Inspirado por otros pensé que otro truco podría consistir en limitar el texto al espacio que me proporciona una captura de pantalla en la aplicación de notas de mi teléfono. Así no me estaría exigiendo extenderme y además podría hacerlo en cualquier sitio, y así ha sido. He escrito en el tranvía de camino al trabajo; en los descansos; en la cola del super o andando por la calle; tirado en la playa o de visita a casa de mi padre.

Muchas historias las he desarrollado durante varias entradas y semanas; he intentado sacar un poco de poesía cada miércoles bajo el nombre de "arroz de mercao"; o me he puesto a explicar vivencias y pensamientos sobre mi perra Tabi.

Según asomaba noviembre en el horizonte me iba apeteciendo más y más participar en el conocido mes de la escritura, y haciendo honor a mi emblema de "Escribir sin IA" -por supuesto que no uso IA para escribir, a la vista está dado mi justico talento- me comprometí conmigo mismo y con los desarrolladores detrás de writingmonth.org para hacerlo este año. Me preocupaba no poder mantener la publicación cada día además de las 666 palabras que me he propuesto durante el mes.

Hace tiempo que en paralelo voy escribiendo memorias que me vienen a la cabeza en papel. Así que decidí seguir ese camino con las publicaciones y desde hace unos días vengo compartiendo diariamente y con el mismo formato textos que surgen directamente de mi memoria. En concreto estoy desenredando todo lo que recuerdo sobre la enfermedad de mi madre, fallecida por ELA en 1997 cuando tenía más o menos la edad que tengo yo ahora y yo contaba con 16 años. En un principio no me terminaba de encajar porque sentía que las alrededor de 150 palabras que entran en la captura se quedaban cortas. Con los días y las publicaciones veo que me ayuda a ir hilando y recordando de una manera muy cómoda. Es posible que continúe con ello cuando pase este mes. Además de mastodon -donde mis publicaciones se borran cuando superan un mes- también lo publico de manera secuencial en mi web, e incluso he creado un feed-rss aparte porque me gusta más un feed que a un arquitecto un lápiz.

Gracias por leerme. Os quiero